Elena tiene que presentar su proyecto delante de la clase esta mañana. Lleva repasándolo desde ayer y apenas ha dormido pensando que hará algo mal, que se pondrá nerviosa y se irá todo al garete. Cuando se levanta desayuna repasando lo que dirá y se cambia tres veces de ropa, pensando en cuál se notará menos el sudor. Al llegar a clase se sienta entre otros compañeros, no en primera fila, a pesar de que le tocará salir enseguida, para pasar desapercibida. Su corazón se acelera y comienza a sudar y a temblar a medida que se acerca la hora de exponer. El profesor le indica que puede comenzar y los folios le tiemblan en las manos. Siente las piernas de goma y teme el momento de enfrentarse a las miradas de sus compañeros. Comienza la presentación y no deja de mirar los folios, casi no levanta la cabeza para mirar a su público. Habla rápido y no se mueve mucho, se queda de pie en un punto. Cambia el peso de una pierna a otra y va pasando las diapositivas. Al acabar no tarda en recoger y volver a su asiento como una bala. Piensa que lo podría haber hecho mejor, pero no sabe cómo, ¡pasa tanto miedo! Lo importante es que ya ha pasado todo.
Ha pasado por ahora, porque se pondrá igual de ansiosa en la próxima exposición. Pero no solo en esas ocasiones le sube la ansiedad, también en otras situaciones en las que tiene que interactuar con otras personas.

El miedo a fallar delante de otros

som teràpia ans socialAl salir de su facultad, Elena se dirige a la parada del autobús. No hay sitio libre en los bancos, así que tiene que esperar de pie, algo que no le gusta, ya que cree que llama más la atención. No sabe dónde mirar o cómo colocarse. Empieza a pensar que se fijan en ella y se pone nerviosa, así que saca el móvil para evitar quedarse sin hacer nada.
En cuanto baja del autobús, camina hasta el supermercado, a la sección de perfumería. Al llegar ya está un poco nerviosa porque suele haber una trabajadora que le pregunta si puede ayudarla en algo. “¿Y si no sé contestar? ¿Y si explico mal lo que busco y no me entiende? Seguro que pensará que soy boba. ¿Cómo puede estar tan nerviosa? ¡Que ya es mayorcita!” Elena se apresura a encontrar lo que busca y mira de reojo por si viene alguien.
Por la tarde, nuestra protagonista ha quedado para tomar algo con unos amigos. Llega unos minutos tarde y ya han pedido sus bebidas. “¡Jolines! Ahora tendré que pedir yo sola. ¿Voy a la barra o me siento y espero? Si me siento y no viene ningún camarero pareceré tonta, seré la única sin bebida” Decide preguntar a su amiga cómo han pedido ellos y seguir su ejemplo.
Estas son algunas de las situaciones que le provocan una intensa ansiedad a Elena. Esto le ocurre a diario y todas tienen una cosa en común: que hay otras personas presentes. Y es que Elena siente mucha ansiedad ante la posibilidad de hacer algo mal en público, de fallar, de hacer el ridículo y que todos se den cuenta, o incluso se rían, la señalen o le digan algo desagradable.
La ansiedad social es un problema de ansiedad muy común. Hay quien lo sufre en multitud de situaciones sociales y a quien solo le ocurre en una situación en particular (al hablar en público, por ejemplo).
Uno de nuestros psicólogos evaluará en qué situaciones se dispara tu ansiedad, qué piensas y qué haces cuando esto ocurre. Después, te enseñará cómo hacer frente a esas situaciones para que la ansiedad disminuya hasta niveles normales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *