Un problema de estrés postraumático puede surgir tras una vivencia traumática, como un accidente de tráfico, un atraco violento o cualquier situación en la que la vida o la integridad física estuvieron en peligro. También tras sufrir una violación.
Culpa y vergüenza
Sin embargo, las agresiones sexuales tienen un componente que no suele aparecer en otras situaciones límite: la vergüenza. Las personas que han sido víctimas de una violación a menudo no lo cuentan a nadie y esto hace casi imposible que reciban ayuda. Incluso llegan a autoconvencerse de que no fue una violación, que lo malinterpretó o que hizo algo que confundió al agresor y dio pie al suceso. Son este tipo de pensamientos de culpa y de vergüenza los que hacen que se nieguen a hablar de su experiencia con familiares o amigos, que no se sientan capaces de denunciar el hecho a la policía ni busquen ayuda profesional.
No es poco frecuente que la violación salga a la luz por otras circunstancias. Por ejemplo, que hubiera testigos o que la persona pase por periodos de depresión que llaman la atención de sus allegados. En ocasiones la víctima acude al psicólogo por otros motivos de salud y decide, por fin, contar su experiencia.
Como vemos, es bastante habitual que la persona que ha sido víctima de una agresión sexual quiera enterrarlo en lo más profundo y seguir con su vida como si no hubiera pasado. Lo que le ha ocurrido es tan impensable, parece tan irreal, que la persona no es capaz de aceptarlo y una de las vías que tiene nuestra mente de sobrevivir es decirse a sí misma: “No ha sido una violación”.
Desgraciadamente, sí lo fue y no se puede borrar, ni cambiar, ni seguir adelante sin aceptar lo ocurrido. Durante este proceso de intentar autoengañarse, aparecen las pesadillas, las imágenes repentinas, los recuerdos de olores y sonidos, la sensación de revivir la violación, los problemas de sueño, los cambios de humor y un enorme malestar ante todo lo que recuerda lo sucedido.
Superar el trauma
Estos síntomas no desaparecerán hasta que la persona acepte que ha sido víctima de una agresión sexual. Uno de nuestros psicólogos te guiará en el proceso de aceptación durante 12 sesiones Te enseñará a lidiar con tus pensamientos y emociones y a integrar lo sucedido en tu sistema de creencias para que puedas seguir, definitivamente, con tu vida.
En estas sesiones averiguaremos cómo has sobrellevado la situación, cómo lo has procesado a nivel emocional y cognitivo. También tendrás que contar cómo sucedió la agresión. Somos conscientes del grandísimo esfuerzo que esto implica, pero es esencial para detectar los aspectos que te impiden mejorar. Las últimas 5 sesiones están dedicadas a temas específicos como la seguridad, la sensación de control o la confianza.
Finalizadas las 12 sesiones, llevaremos a cabo sesiones de seguimiento esporádicas para evaluar la mejoría y tratar problemas que puedan surgir más tarde (como enfrentarse a un juicio).
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Hace meses sufrir una agresión sexual que me llevó a estar 7 días hospitalizada con una sepsis urinaria, y no le comenté eso a nadie porque me deba vergüenza, el caso es que luego que pasaron estos meses de estar atormentanda tratando de borrar eso de mi mente, no aguanté más y se lo conté a alguien y luego a otra persona y me insistieron en denunciar pero ahora estoy peor porque a mis pesadillas se suma el estrés del juicio.